Baja a la cabaña

Al contrario de lo que parece, es posible mantener una buena relación con el perro que vive en la perrera y es posible adiestrarlo, siempre que no sea su cautivo.

La situación de un perro atado a un recinto para siempre es empática, y por mucho que la cadena lo limite, no hay excusa para tratar al animal de esta manera. Sin embargo, con un poco de esfuerzo, puede tener una vida feliz como criadero.

Primero: la raza adecuada
Debe ser un perro con tal carácter que no se sienta mal, no pudiendo estar con la familia todo el tiempo. Por supuesto, los perros pastores Tatra, los perros pastores del Cáucaso y Aleriaki sobrevivirán a una situación así mejor que un bóxer, un dóberman o un labrador. Sin embargo, el apego, incluso durante varias horas al día, puede aumentar la propensión a la agresión, especialmente en las razas de perros guardianes. Para reducir este riesgo, un perro atado nunca debe ser castigado o molestado.

Segundo: el momento adecuado
El hecho de que un perro no viva con nosotros no significa que no pasemos tiempo con él. Por el contrario, si caminamos con él todos los días, incluso podemos entrenarlo. Sin embargo, primero debemos dejarlo escapar para que pueda cubrir el aparente déficit de tráfico en esta situación.
Si tenemos un perro que vive en una perrera, también debemos tener en cuenta que será más difícil organizarlo que uno de cuatro patas viviendo con su familia, porque puede ser más difícil crear relaciones jerárquicas. El apego frecuente hace que sea especialmente difícil aprender a caminar. De hecho, solo hay una ventaja en esta situación: es más fácil determinar qué miembro de la familia es el principal guardián y educador del perro, lo que facilita el funcionamiento de ambas partes.

¿Cómo preparar una perrera?

  1. El recinto está equipado de tal manera que el perro tiene la oportunidad de estar a la sombra todo el día y en un lugar donde no será molestado por los transeúntes, otros perros o el tráfico, pero desde el que pueda observar el entorno. . El suelo normal alrededor de la perrera (¡no pavimentado ni concreto!) Es mejor para que el perro pueda cavar un hoyo para mantenerlo más fresco.
  2. La perrera debe tener un techo removible, que debe elevarse ligeramente en climas cálidos para facilitar la ventilación.
  3. Varias veces al año rociamos el interior de la perrera con repelente de pulgas.
  4. Cambie la pajita al menos cada dos semanas (es mejor que la ropa de cama porque no absorbe la humedad).